Ciencia y Arte del Virtuosismo Cultural y Mental: Llegaste con las lluvias de Noviembre...

lunes, 28 de junio de 2010

Llegaste con las lluvias de Noviembre...

Y la rutina se marchó de mi vida.
Y mi vida se llenó de emoción.
Y mi emoción se tornó costumbre.
Y la costumbre me colmó de ilusión.
Y la ilusión se materializó otra vez en rutina.
Y cuánto amo esta rutina, corazón.

Porque eres fe y eres duda.
Porque eres calma y también conmoción.
Porque eres aurora y a veces ocaso.
Porque eres locura y también la razón.
Porque eres montaña y a veces llanura.
Porque eres ternura e incipiente pasión.

Llegaste a mi vida con las lluvias de Noviembre, una madrugada gris y sombría, cuando mi vida giraba en un círculo eterno de monotonía y negación.  Nos conocimos antes del principio del día, cuando la noche perdía su nombre, y el país entero se prestaba a celebrar su independencia cual ironía, pues yo pronto comprometería la mía.  En un compromiso que llegó cual ráfaga pues temía perderte, y a veces pienso que apresuré un poco las cosas.  Pero finalmente recuerdo cómo las sendas de nuestras vidas se cruzaron, y vuelvo a entender que tu destino y el mío estaban unidos desde antes de nacer:

Y te llevo más de una década de expectativas.
Y te llevo más de dos lustros de bregar.
Y te llevo más de una décima de siglo de vida.
Y te llevo solo un minuto de soñar.

Porque naciste justo cuando era requerido, cuando yo mi criterio ya comenzaba a formar.  Tu cuerpo crecía mientras mi mente ya estaba desarrollada, tu ímpetu se forjaba mientras mis ideas ya eran puestas a prueba.  Y tu complexión se definía cuando ya mi razón se había enfilado por un camino definido, y tu inocencia aun se mantenía intacta mientras mis deseos ya habían probado el placer terrenal.  Pero todo era necesario, cada ciclo de la vida, cada huella dejada por la llegada de la primavera y la marcha del invierno, cada estigma en la piel, cada herida emocional, cada concepto incubado en la mente, cada evolución corporal…  Eran imperativos para hacerte como eres, y para formarme a mí tal cual soy: Tú perfecto para mí, y yo preciso para ti:

Como el anverso y el reverso de una moneda.
Como las dos mitades de un melocotón.
Como el fuego congelante y el hielo de la hoguera.
Como sístole y diástole en un solo corazón.

Es casi imposible explicar la ambigüedad de sentimientos que mi corazón profesa hacia ti.  A veces temo lastimar tu inocencia, pero luego encuentro que conoces ardides que para mí son ajenas.  A veces quisiera romper con toda mi pasión tu cuerpo, y al minuto siguiente te quiero acurrucar entre mis brazos y protegerte de todo este mundo complejo en el que vivimos.  A veces sueño que soy tu dueño eternamente, y en contadas ocasiones un presagio me hace ver nuestros destinos separarse como los vientos partieron de la casa de Eolo a recorrer toda la tierra.
Pero no cabe duda de nuestro amor.  Los enigmas de la pasión son solo un símbolo supremo de la veracidad de nuestros sentimientos, porque la naturaleza de la pasión es ser voluble, impetuosa, indómita, inexplicable, es su espíritu, es su carácter, es su calidad.  Y es nuestra tarea, que he tomado como mi cruzada, encaminar esa pasión por la senda del cariño, para materializar sus destellos y suavizar sus embestidas y transformarlos dentro del seno de nuestro hogar en un amor duradero.
Y dirás: ¿pero si aun no tenemos un hogar?  Tal vez materialmente sea cierto, pero mi hogar es tu corazón y tu casa es el mío…  Nuestro hogar es la Tierra y el Universo, donde sea que caminemos, llevamos a cuestas nuestra morada, como los caracolitos construyen su vivienda en las mismas variables arenas de la playa bañadas sin tregua por el incesante e impetuoso mar.

Cruzaste mi destino bajo las lluvias de Noviembre, y hoy solo deseo que las vivencias de este mundo ambivalente, que las experiencias de esta vida terrenal no aparten nuestros caminos, ni sequen el rocío de nuestro amor como el sol evapora las aguas de los mares.  Quiero vivir mil noviembres junto a ti, y recordar cada año esa carita ingenua, algo enjugada con las gotas de lluvia que bendijeron nuestro encuentro, rememorar ese instante cuando cruzaste el umbral de mi casa y llenaste de luz los rincones oscuros de mi corazón que ya había sido condenado por mi mente a no latir por otro ser humano nunca más.  Cambiaste mi destino, y sé que yo hice girar el tuyo.  Somos uno solo ahora, nuestros caminos se ajustaron para dirigirse en la misma dirección,  nuestras almas se fundieron para conocer una sola verdad: ¡el amor!
Mi ¾ de Naranjita, eres todo lo que anhelaba y mucho más.  Eres la exacta materialización de mis sueños y aun le pusiste adornos a la creación final.  Eres la idealización de mi cotidianeidad, y la realización de mis ilusiones.  Te amo, nuestro amor es la única verdad absoluta en nuestros universos concéntricos.

2 comentarios:

  1. ¡Que bonito! Me dejaste atónita.
    Me da gusto conocer todo lo hermoso que estás viviendo y que contiene tú corazón.

    Te quiero amigo.
    Y felicidades por tú escrito, pero sobre todo por lo que sientes. Me da gusto por tí.
    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Hola amiga

    Pos, mi lado de poeta y cultivador de la prosa. Me encanta la prosa narrativa, pero no siempre encuentro un tema o una inspiración para escribir en prosa narrativa, pero mi bebé me inspira esas cosas, y pos, mi corazón no necesita de mucho esfuerzo para darle rienda suelta a mi mente y comenzar a gestar esas ideas. Eso pasa cuando uno está enamorado, ji ji...

    Gracias por leer mi blog, yo también sigo el tuyo, pues me gusta tu buen criterio y tu opinión bastante imparcial.

    Besos,
    Jose Luis

    ResponderEliminar