Ciencia y Arte del Virtuosismo Cultural y Mental: Reflexiones sobre una Victoria casi desesperada: Segundo partido de la Furia Roja en la Copa Mundial FIFA Sudáfrica 2010.

martes, 22 de junio de 2010

Reflexiones sobre una Victoria casi desesperada: Segundo partido de la Furia Roja en la Copa Mundial FIFA Sudáfrica 2010.

Trasnochado, casi empapado (suerte de haber llevado el paraguas), algo estresado del trabajo…  Las dos únicas bendiciones que salvaron este día de inicio de semana (sí, estoy escribiendo mis memorias de ayer, grrrr) fueron el capuccino que me tomé en Niko’s Café (publicidad gratis) y la victoria de España ante Honduras…  Y esta última fue casi un triunfo agónico y desesperado.  Un partido interesantísimo, pero casi similar a ver a una tormenta acercarse a la costa, y por obstinación del destino, no llega a sacudir la ribera.

Una España mucho más sincronizada, que atacó incesantemente ante una Honduras que se mostraba confundida, y apenas con algunas oportunidades, aunque notables, de acercarse al marco de Casillas.  Pero irónico, un duelo que debió, teóricamente definirse a favor de la Furia Roja por un marcador abrumador (si comparamos los costos de cada plantilla) y que sin embargo, no logró consolidar su superioridad.  Una Honduras que la mayor parte arremetía contra los jugadores con la intención oculta muchas veces, y evidente unas cuantas, de lesionar a sus jugadores oponentes.  Una España que mantuvo la calma pese a todo, y que no dio lugar a un bochornoso espectáculo como el de Brazil vs. Costa de Marfil.  Viva por los hispanos, un buuuu para nuestros vecinos hondureños, pero, el buuu no me reconforta.  Ansiaba un cinco a cero (5 – 0) para poder clasificar sin preocupaciones luego de la caída ante Suiza.  Aun más a sabiendas que Chile ha dado la verdadera cara por el Grupo H, lo que esperaba yo y millones de fanáticos que hiciera nuestra Furia Roja…

Una Victoria con sabor amargo, como la Gran Guerra de Troya, este triunfo nos costó valiosos guerreros, y un honor abatido, agónica y anacrónica Gloria recibida tras un esfuerzo titánico por derribar una muralla más alta e invencible que la de la mítica Ilión, la portería hondureña, que se mostraba esquiva como por arte y maña de alguna especie de encantamiento oscuro y antiguo o como por un vetusto designio de las Parcas, de cuyos dictámenes no escapaban ni los dioses.  Tal fue la suerte de nuestra Furia Roja, un marcador que adoleció de Gloria, y que aun no nos da la tranquilidad del pase a octavos.
¡Oh día privado de magnificencia!  ¡Oh noche lluviosa y lúgubre que le arrebatas el aliento a mi espíritu! ¡Oh marcador tibio, apático e indiferente!  ¡Oh Iberia sumergida en tus rumores clandestinos! Tal cual dicen nuestros Héroes del Silencio, silencio que ensordecía mi mente mientras trataba de buscar la manera más apropiada de describir lo que pienso de este partido.  Y no me malinterpreten, estoy eufórico con la victoria, desesperadamente necesaria, pero me quedo con las ganas de ver esa grandeza de España que tanto nos merecemos, tanto ella como yo, y el resto de los fanáticos de la Furia Roja.

Vamos España, aun existe la oportunidad de cumplir con ese sueño histórico que nos motiva, de lograr ese objetivo común que nos une, de procurar escribir en los anales del fútbol esas palabras mágicas que coronan como laureles a un grupo selecto al que mereces pertenecer, por mérito, por tradición, por garra, por talento, por ingenio, por dedicación, por honor: ¡Campeones!

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