Ciencia y Arte del Virtuosismo Cultural y Mental: Dilema profesional

jueves, 29 de julio de 2010

Dilema profesional


El que me conoce profunda y sinceramente, sabe a ciencia cierta que mi vida siempre ha sufrido de una dualidad magistral.  Cada decisión, oportunidad, acontecimiento, hasta el más simple arranque (irse de rumba, farra, etc) se  produce en medio de un dilema.  Siempre debo escoger entre dos o más opciones, y leyendo en el Blog de un conocido, sicólogo de profesión, me doy cuenta que siempre me encuentro en la ansiosa situación de la pérdida, es decir, al seleccionar una opción, me veo en la complicada necesidad de desechar las otras opciones, y el temor a perder las oportunidades que hubieran podido brindarme dichas opciones me crea mucha ansiedad.  ¿Si no hubiera elegido Ingeniería de Sistemas y hubiera optado por Arquitectura o Medicina o Ingeniería Civil? En cada caso mis notas de los exámenes me lo permitían...  ¿Si no hubiera decidido ser profesional asalariado y hubiera escogido ser un empresario independiente?  Mis colegas me siguen diciendo que tengo madera para empresario, tal vez ya no la voluntad.  ¿Si me hubiera casado y le hubiera dado la nieta que tanto mi madre desea y no hubiera decidido matrimoniarme con mi carrera profesional?  ¿Si hubiera sido misionero para ayudar a los más necesitados allá en nuestro hermoso interior de la república?...  ¿Si hubiera tenido más disciplina y hubiera seguido con mis deseos de estudiar música y ser un bohemio pobre pero contento y no hubiera optado por seguir la "carrera del futuro" y encontrarme con tantos dolores de cabeza?

En resumen, esos "hubieras" son todas aquellas opciones que eventual y consecutivamente he dejado a un lado para perfilar mi horizonte en una dirección que ahora no parece tan glamorosa como hace 15 años atrás. Me encuentro en un dilema complicadísimo, mi salud física ha mermado, mi confianza en la humanidad, especialmente la clase "empresaria" ha disminuido drásticamente, mi confianza en los seres humanos en general ha decaido...  Todo gracias a esta carrera que la mayor parte del tiempo me ha absorbido.  He dado el diez mil por ciento de mí, y he recibido a duras penas un cincuenta por ciento de reconocimiento.  ¿Cuántos sistemas se han edificado con ayuda sustancial de mis manos, o más precisamente, de mi cerebro?  ¿Cuántos pupilos han aprendido de mí las buenas prácticas de diseño y programación?  ¿Cuántas empresas se han beneficiado de mis servicios y conocimientos?  Muchos y muchas...

En este momento, estoy a punto de retomar nuevamente el camino que hace tres meses atrás dije que no volvería a recorrer...  Dejaba el Desarrollo de Software por la Seguridad Informática, estaba viviendo un sueño, que no se materializó.  Y no porque el nuevo campo tecnológico que escogí no fuera bueno o prometedor, sino porque me encontré por segunda vez en mi carrera profesional, con una empresa que no tenía los medios económicos y logísticos para sustentar mis aspiraciones.  ¡Qué penosa situación!  Le creí a un gurú de la Seguridad Informática su discurso...  ¡Qué triste y patético!  Y no él, quien pecó de ser demasiado entusiasta al desconocer por mucho las intimidades del mercado tecnológico panameño, sino Yo, que conociendo de antemano el riesgo, me lancé nuevamente en una aventura, persiguiendo una quimera sin yelmo ni corcel.  Me enfrenté a un gran dragón sin espada ni escudo, o al menos no la espada y el escudo encantados suplidos por una cordial Hada Buena.  No, mis armaduras eran de plástico, de Silicio, y Yo lo sabía...  Ni modo, a enfrentar mi dilema.

Afortunadamente, Jehová nunca se olvida de mí, y me da nuevamente opciones, duales como de costumbre en mi vida, y claro que la dualidad no la ha premeditado Él, quien es infinitamente sabio, sino Yo, que me permito el lujo de que se den.  Como me dijo un amigo y me reiteró una amiga, es posible que Yo atraiga estas situaciones de dualidad, pero creo sinceramente dentro de mi corazón, que no lo hago a propósito.  El problema es que siempre seré un niño, mi mente está repleta de ingenuidad, sigo confiando demasiado en la gente, y al querer manejar todas estas situaciones, en las que las empresas siempre llevan las de ganar, y siempre priman sus intereses económicos, sin las herramientas suficientes (es decir, tratar de hacerme al panameño, y creer que estoy siendo más "vivo" que ellos) me meto en cada lío en el que casi siempre llevo las de perder.  Pero nuevamente, no lo hago a propósito.  Es mi simple interés de un futuro mejor, de perfilarme hacia un horizonte en el que pueda brillar, en el que este cerebro privilegiado que Jehová me obsequió encuentre un lugar en el cual destacarse, solo busco algo de reconocimiento.  Ya tenía el de mi madre y el de mi familia, que siempre me han visto como un modelo y un ejemplo y un orgullo...  Pero hasta eso he estado perdiendo con todas estas decisiones apresuradas, aventureras e impetuosas que he estado tomando.

A Jehová solo le pido que me aclare el panorama, y que me dé más tiempo para poder tomar la decisión correcta esta vez.  Que me dé esa sabiduría que siempre le he rogado, y que a veces llega pero que al poco tiempo parezco rechazar por mi mismo.  Solo en Él, luego de ver la calidad egoísta del ser humano llamado "empresario", puedo confiar.  Ya no necesito más dualidades y dilemas en mi vida, no más...

1 comentario:

  1. Amigo,

    La dualidad y a veces hasta más que dobles, siempre surgirán.

    Considero que el problema no es la cantidad de opciones que tengamos en frente, sino como estamos parados frente a ellas y como las asumimos, ya que siempre frente a una decisión suelen haber renuncias, algunas más grandes otras más pequeñas.

    Además, hay que estar atentos siempre para saber por cuál decidirnos, no solo por los beneficios materiales que podamos tener, sino también por los espirituales, por la forma en la que nos sentiremos, etc.

    Ánimo amigo! Ánimo!

    Saludos y besos.

    ResponderEliminar